París, 6 de febrero. Desde finales de enero, la cadena de droguería Schlecker, número uno del sector en Alemania, con 10.000 establecimientos de los que 3.000 están abiertos en otros países europeos, ha puesto también en cuestión la distribución de medicamentos fuera del circuito clásico de la oficina de farmacia.
Creada en 1967, Schlecker se ha convertido en un gigante de la droguería. En 2005 lanzó un servicio de recogida de medicamentos, con el respaldo de una farmacia virtual creada por la cadena, Vitalsana, cuya sede está en los Países Bajos. Concretamente, los clientes de las droguerías pueden depositar sus recetas y recuperar sus medicamentos algunos días más tarde, preparados por Vitalsana y enviados a la droguería.
Los clientes se benefician así de ligeras rebajas en los precios inferiores a los precios del mercado alemán, gracias sobre todo a la diferencia de precio y de IVA entre los medicamentos alemanes y los holandeses. Los farmacéuticos consiguieron en 2006 hacer que se prohibiera de estas prácticas en nombre de la protección de la salud. En 2010, fueron de nuevo autorizados en nombre, esta vez, de la libertad económica y el riesgo sanitario ligado a este modelo de funcionamiento no ha sido juzgado demasiado grave por las autoridades sanitarias.
Estas prácticas utilizadas también por otra gran cadena de droguerías alemanas, Drogerie Markt, no será en todo caso suficiente para salvar Schlecker, cuyos establecimientos espartanos, de ambiente low cost, muestran frecuentemente precios superiores a sus competidores.
Una práctica contestada
Como reacción a esta quiebra ralentizada, el presidente del sindicato de los farmacéuticos alemanes, Fritz Becker, ha vertido lágrimas de cocodrilo pensando en especial en que incluya los "30.000 empleados del grupos ya en paro", pero está sobre todo inquieto por las consecuencias de tal quiebra en el futuro del suministro farmacéutico. "Si las cadenas de droguería remplazan poco a poco a las farmacias de barrio, pero desaparecen de repente de un día para otro, no es dramático para los compradores de dentífrico y de jabón, pero eso es mucho más para los pacientes que depositan y cogen sus recetas, porque no hay más farmacias", ha subrayado, "estimando que esta quiebra demuestra el riesgo que habría de desmantelar las farmacias tradicionales en nombre de la única política de precio". Llama pues una vez más al Gobierno a revisar su política de pick-up, a pesar de que la cuestión sea muy controvertida en los países y que hay numerosos procesos abiertos sobre este asunto. La práctica podría por otro lado desaparecer próximamente por sí misma, en la medida donde el gobierno afronta mantener la prohibición de las rebajas sobre los medicamentos de otros países, lo que haría perder todo el interés en los pick-up, pero también en las farmacias virtuales que operan desde el extranjero.
Mientras tanto, las intensas negociaciones en curso para decidir el futuro de la cadena de droguerías Schlecker, que podría ser considerablemente reducida y luego desmantelada, siendo dividida entre varios compradores, el destino de los restantes Vitalsana se mantiene indeciso por el momento.
Fuente: Le Quotidien du Pharmacien
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Portada Nº 62Con el servico de recogida de medicamentos, los clientes de la cadena de droguerías se benefician de ligeras rebajas en los precios respecto al mercado alemán, gracias sobre todo a la diferencia de precio y de IVA entre los medicamentos alemanes y los holandeses.
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