Madrid, 26 de febrero. De la mano de Pedro Alsina, farmacéutico experto y divulgador en el Área de Vacunas, el COFM celebró una sesión informativa sobre Vacunas SARS-CoV-2, una inyección de esperanza”, una iniciativa destinada a facilitar información a los farmacéuticos de oficinas de farmacia para que puedan orientar al paciente sobre los distintos aspectos que rodean la campaña de vacunación frente a la COVID-19, una estrategia esencial para superar a medio y largo plazo la actual pandemia.
Al respecto, Luis González, presidente de los farmacéuticos madrileños, recordó la preocupación de la institución por proporcionar información técnica actualizada a todos los profesionales de la farmacia. Para ello, se ha elaborado un Boletín INFOCOVID que aporta todas las novedades relacionadas con el sistema epidemiológico. En estos mismos términos, Susana Belmonte, vocal de Salud Pública y Administración del COFM, agradeció la colaboración de Pedro Alsina para ayudar a clarificar las dudas sobre las diferentes vacunas SARS-CoV-2.
El experto centró su exposición en el complejo ciclo de producción de las más de 200 vacunas que, a nivel mundial, se están desarrollando frente a la COVID-19 utilizando distintas tecnologías. Un hito en el mundo de la investigación debido a la urgencia derivada de la pandemia, que ha acortado los plazos a menos de un año gracias a la inversión masiva, el apoyo de políticas regulatorias, intercambio de datos y asesoramiento continuo. En este punto, Alsina destacó el esfuerzo realizado por la industria para desarrollar la investigación en este campo, recordando que “de todos los proyectos iniciales, solo tres han abandonado”.
Con más de 20 años de experiencia en el sector de las vacunas, Pedro Alsina, explicó las diferencias entre las distintas vacunas:
Vacunas inactivadas, es decir, virus completos de SARS-CoV-2 que han sido desactivados y no pueden multiplicarse.
Vacunas proteicas. Utilizan solo las proteínas o partes más pequeñas, como los péptidos, que se pueden obtener mediante biotecnología recombinante en el laboratorio.
Vacunas con vectores. Los más comunes son los adenovirus en humanos o en otras especies como los chimpancés o los poxvirus, a los que se les incluye el gen que codifica la proteína S.
Vacunas de ácidos nucleicos. Las de ARNm son las más utilizadas. Se encapsulan en nanopartículas lipídicas. Ventajas: seguridad e inmunogenicidad. Inconvenientes: almacenamiento a muy bajas temperaturas. Las vacunas de ADN suelen ser poco inmunogénicas, tienen que expresarse en las células presentadoras de antígenos y para aumentar su inmunogenicidad se suelen poner en nanotransportadores como las partículas parecidas a las virales (VLP).
Durante su intervención, el ponente ha recordado que el primer paso en el diseño de la vacuna es la elección del antígeno frente al que se quiere generar los anticuerpos protectores. Sin embargo, existen estrategias diferentes para el desarrollo de una vacuna: mediante el virus completo inactivado o virus fraccionado.
Tanto las vacunas de BioNtech/Pfizer y Moderna que actualmente están en el mercado, o Cure Vac, que está pendiente de comercialización, utilizan ARN mensajero en lugar del método convencional de algún fragmento vírico. Usan una molécula de material genético con instrucciones para generar temporalmente proteína spike (S), como la que hay en la superficie del SARS-CoV-2. Así, el organismo la reconocerá si lo infecta el virus y creará anticuerpos.
Por su parte las vacunas de AstraZeneca/Oxford y Jassen, están basadas en vectores de virus, es decir se utilizan virus diseñados para transportar genes adicionales del patógeno para que nuestro organismo genere una respuesta inmune. Estas vacunas se desarrollan a partir de experiencias previas contra el virus del Ébola y del Zika.
Las vacunas basadas en proteínas son la de Sanofi/GSK y Novavax, ambas introducen en el organismo aquellas proteínas o enzimas del virus que más estimulan el sistema inmune. En los dos casos se usaron previamente para desarrollar vacunas para la hepatitis B, hepatitis A y la gripe.
Pero una vez diseñadas las vacunas, queda el segundo reto: fabricar a escala global y producir los miles de millones de dosis necesarias para vacunar a la población mundial. Además, la industria debe fabricar a una velocidad tal que el ritmo de inoculación logre superar la propagación y la posible mutación del virus.
"El ecosistema de las vacunas es muy frágil, y hay muy pocos fabricantes de vacunas. Cualquier desequilibrio puede impactar en el objetivo a corto, medio y largo plazo. Es fundamental asegurar que el ecosistema mantenga su equilibrio", manifestó.
Alsina concluyó su intervención asegurando que “seguiremos hasta que todo el mundo esté vacunado. O nos vacunamos todos, o van a seguir produciéndose variantes”, y aludió a la responsabilidad al comunicar, y a la prudencia a la hora de transmitir la información en los medios.
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