Por su interés para los lectores, reproducimos a continuación el post que los investigadores Antonio Olry de Labry Lima y Clara Bermúdez Tamayo publicaron en el Blog de la Escuela Andaluza de Salud Pública, el pasado 18 de mayo.
Este post está dedicado a los 18 trabajadores de las oficinas de farmacia que han fallecido por el coronavirus.
"Desde que se notificaron los primeros casos de la infección por SARS-CoV-2 en diciembre del año pasado, la preocupación internacional por esta enfermedad no ha dejado de aumentar. Según la aplicación de Evolución de la epidemia de COVID-19 en España y Andalucía (COVIDiario) en España se han producido un total de 228.030 casos y 26.920 muertes (datos del 12 de mayo). Esta terrible situación provocó la declaración del Estado de Alarma (1,2) y la adopción de medidas urgentes para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.
En este blog se publicó un post titulado "La importancia del aumento de capacidades para el rastreo de los contactos y el aislamiento de casos de COVID19 en el proceso de desescalada" escrito por el especialista en medicina preventiva Jesús Henares. El autor señala la necesidad de realizar un rastreo de los casos sospechosos, indagar sus contactos y realizar el aislamiento de aquellos casos confirmados, todo ello para controlar esta epidemia. Además, señala que el desafío radica en hacer que alguien con síntomas sea examinado de inmediato, y poder recibir y enviar alertas rápidamente. Esta identificación de casos requiere de un gran impulso hacia adelante para que se haga con velocidad y el seguimiento de contactos. Otras las necesidades que se apunta en el blog es la necesidad de contar con es necesario contar con el personal, la formación, y los recursos materiales y tecnológicos necesarios para evitar sobrecargar más los dispositivos existentes (3).
Destacar que, en España, los servicios de las oficinas de farmacia vienen regulados por la Ley 16/1997 que las define como un establecimiento sanitario privado de interés público sujeto a la planificación sanitaria que establecen las comunidades autónomas. En esta ley se recogen 10 funciones de las oficinas de farmacia, siendo una de ellas, la de colaborar con las administraciones sanitarias en la atención sanitaria en general la promoción y protección de la salud, prevención de la enfermedad y educación sanitaria (4). Hay que destacar que las farmacias comunitarias han sido calificadas por el Ministerio de Sanidad como servicio esencial durante el mencionado estado de alarma (5).
Históricamente las farmacias comunitarias han realizado multitud de campañas y proyectos desinteresados para mejorar la salud de la población. En la situación de COVID-19 estos establecimientos sanitarios han seguido participando en proyectos para la protección de las víctimas de violencia de género (campaña mascarillas-19), atención a población vulnerable, dispensación de recetas a domicilio, o campañas de formación a la ciudadanía, etc.
Teniendo en cuenta lo que se comenta y teniendo en cuenta que las farmacias comunitarias son el primer punto de contacto con el sistema de salud para aquellos con inquietudes relacionadas con la salud o simplemente con necesidades de información o consejos. La farmacia comunitaria podría situarse como un recurso eficiente que podría aliviar la ya saturada situación en los servicios sanitarios (6), siendo un complemento per.
Así, el farmacéutico comunitario puede desarrollar sus capacidades contribuyendo a la detección temprana y la derivación adecuada de posibles casos del COVID-19, con el objetivo de contribuir a la prevención de la propagación general del virus en la comunidad (7). Este papel puede verse favorecido por la numerosa de red de farmacias comunitarias, dispersas por todo el territorio nacional (8). Además, las farmacias cuentan con los medios tecnológicos y personal formado que podría ser un complemento ideal para esta importantísima labor de rastreo. En este sentido, diferentes organizaciones han publicado directrices y documentos de recursos para el fortalecimiento y la preparación de la comunidad (9-11)".
Referencias:
Índice
Portada Nº 165"El farmacéutico comunitario puede desarrollar sus capacidades contribuyendo a la detección temprana y la derivación adecuada de posibles casos del COVID-19, con el objetivo de contribuir a la prevención de la propagación general del virus en la comunidad. Este papel puede verse favorecido por la numerosa de red de farmacias comunitarias, dispersas por todo el territorio nacional. Además, las farmacias cuentan con los medios tecnológicos y personal formado que podría ser un complemento ideal para esta importantísima labor de rastreo. En este sentido, diferentes organizaciones han publicado directrices y documentos de recursos para el fortalecimiento y la preparación de la comunidad".
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