Berlín, 29 de junio. Desde el pasado 10 de marzo, las farmacias pueden preparar y dispensar cannabis bajo prescripción médica. El desarrollo de esta actividad se ha visto frenado, sin embargo, por la polémica sobre el precio que las asociaciones de pacientes consideran "excesivo".
Aprobado en el invierno pasado, la nueva regulación asimila la dispensación del cannabis a la de un medicamento. Desde hace algunos años, era ya posible obtenerlo bajo prescripción, pero los pacientes debían pedir una autorización especial a la oficina de estupefacientes, siguiendo un procedimiento largo y difícil. Por esta razón, muchos pacientes preferían solicitarlo directamente al extranjero, sobre todo en Países Bajos o en la República Checa, o bien cultivar las plantas ellos mismos.
En la actualidad, las prescripciones de cannabis pueden ser reembolsadas por el seguro de salud, pero las aseguradoras se reservan el derecho de controlar las recetas antes de pagarlas. Desde la entrada en vigor de la ley, se muestran demasiado severas, ya que rechazan hacerse cargo en casi la mitad de los casos.
Sin embargo, muchos pacientes, sobre todo aquellos que son "reconducidos" por las aseguradoras, descubren que las compras en farmacia les cuestan mucho más que cuando las obtenían con autorización especial, sin hablar de los otros circuitos. Las preparaciones de flores de cannabis, pero también las especialidades a base de cannabis, han visto sus precios casi doblarse desde el mes de marzo.
El resultado ha sido que las asociaciones de pacientes cargan contra las farmacias y les acusan de "llenarse los bolsillos" a costa de los pacientes. El presidente de la principal asociación para la promoción del cannabis terapéutico, un médico de familia que es también el mayor prescriptor de cannabis en Alemania, ha comenzado una huelga de hambre para denunciar este "escándalo".
Las farmacias, por el contrario, responden que no son responsables del alza de precios, sino que es consecuencia de los desarrollos legales. Subrayan que con la nueva ley, todas las preparaciones a base de cannabis se someten a las mismas normas de calidad y de control que los medicamentos, lo que les hace matemáticamente más caras que cuando estos procesos eran menos estrictos. Por otro lado, el cannabis que se venía antes con autorización especial tenía el estatus de estupefaciente, mientras que el cannabis de prescripción se considera como medicamento: las dos categorías de productos no son ni tasadas, ni facturadas sobre la misma base. Las farmacias precisan también que no son responsables ni de la forma prescrita por los médicos ni de la actitud de las aseguradoras.
Mientras tanto, muchos pacientes, decepcionados, quieren volver a solicitar directamente al extranjero o plantar ellos mismos. Una polémica desagradable, ampliamente difundida por la prensa y ciertos partidos de la izquierda, y que afecta a las farmacias, acusadas de jugar un papel de distribuidores malvados, a pesar de que se contentan con aplicar la reglamentación.
Fuente: Le Quotidien du Pharmacien
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